México, Espía de Estados Unidos

Mexicanos que Espiaron para EUA

La revista Proceso (18/08/19) ha revelado la participación del gobierno de México en labores de espionaje para los Estados Unidos de América (EUA) durante la administración del presidente Enrique Peña Nieto. Esta información se suma a una serie de evidencias que documentan que el gobierno mexicano ha realizado este tipo de actividades para Washington desde hace al menos siete décadas. Es decir, más que episódica, la función de México como espía de EUA ha sido sistemática a partir de entonces.

Los primeros indicios apuntan a que la servidumbre de México como espía norteamericano comenzó en 1947. Ese año el presidente Miguel Alemán Valdés creó la Dirección Federal de Seguridad (DFS) en la Secretaría de Gobernación (SEGOB), a instancias del gobierno de EUA para prevenir el avance soviético en su país vecino. Bajo la asesoría de diversas agencias estadounidenses, la DFS asumió funciones de policía secreta, espionaje y contrainsurgencia. En particular, la Central Intelligence Agency (CIA) y el Federal Bureau of Investigation (FBI) fueron los modelos doctrinarios y operativos a seguir por la DFS. Más aún, la CIA se convirtió en uno de los principales receptores (al nivel de la Presidencia de la República y de la SEGOB de México) de la información generada por la DFS (ver José Medina González Dávila, 2015, “Mexican Intelligence,” The Intelligencer: Journal of U.S. Intelligence Studies, Volumen 21, Número 2, p. 70).

Del alcance del espionaje y sometimiento del gobierno mexicano a la CIA al que se llegó en los 50s y 60s dan cuenta documentos oficiales desclasificados y fichas de resumen contenidos en el portal de la Mary Ferrell Foundation , así como un artículo de Jefferson Morley acompañado de reportes desclasificados disponibles en el portal de The National Security Archive (NSA) de la George Washington University.

Espionaje de México para la CIA en los 50s y 60s

Estos materiales refieren que en esos años la estación de la CIA en México aplicó dos programas que recibieron los nombres codificados de LITEMPO y LIENVOY, con la participación de las autoridades mexicanas. El prefijo LI representaba el código genérico asignado por la CIA para sus operaciones en México, mientras que el resto de la denominación correspondía a la identificación específica del programa.

LITEMPO consistió en enrolar a funcionarios del más alto nivel del gobierno mexicano como informantes de la CIA. Entre 1956 y 1969, la CIA reclutó 12 agentes que eran identificados con el nombre del programa y un número específico. Sin embargo, los materiales señalados solo citan a cinco de ellos con algunas notas sobre sus actividades como agentes de la CIA; dos de estos agentes (Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez) llegaron a convertirse en presidentes de la república (Ver Tabla).

Tabla: Funcionarios Mexicanos Reclutados por el Programa LITEMPO de la CIA

Clave de la CIA

Identidad

LITEMPO-2

Gustavo Díaz Ordaz, Presidente de la República (1964-1970), Secretario de Gobernación (1958-1964) y Oficial Mayor de la Secretaría de Gobernación (1953-1958) en aquella época.

LITEMPO-8

Luis Echeverría Álvarez, Secretario de Gobernación (1964-1970) y Subsecretario de Gobernación (1958-1964) en ese periodo. Después fue Presidente de la República (1970-1976).

LITEMPO-4

Fernando Gutiérrez Barrios, Titular de la DFS (1964-1970), Subdirector de la DFS (1958-1964) y Jefe de Control e Información de la DFS (1952-1958) en esos años. Más tarde fue Secretario de Gobernación (1988-1993) y Gobernador de Veracruz (1986-1988), entre otros cargos.

LITEMPO-1

Emilio Bolaños, sobrino de Gustavo Díaz Ordaz.

LITEMPO-12

Miguel Nazar Haro, mano derecha de Fernando Gutiérrez Barrios en la DFS en esa época. Más tarde fue promovido como titular de la DFS (1978-1982).

Aunque se ignora cuánto cobraban por sus servicios estos informantes, en una evaluación oficial el jefe de los Servicios Clandestinos para México de la CIA consideró que se pagaba “demasiado” a estos agentes y que sus actividades no se reportaban adecuadamente. En tanto, la asistente del jefe de la estación de la agencia en México expresó que los LITEMPOs, como se les conocía, eran “improductivos y costosos.”

Más allá de estas expresiones, sin embargo, en 1969 Winston Scott, jefe de la estación de la CIA en México, creador del programa y quien reclutó a los funcionarios mexicanos, recibió la Medalla a la Inteligencia Distinguida, uno de los más altos honores que otorga la agencia. En la leyenda que acompañó a la condecoración se hizo referencia a LITEMPO como uno de los más grandes logros en la CIA de Scott, a quien se elogió por iniciar y hacer fructificar una “alianza” internacional en el hemisferio americano.

A su vez, LIEVOY fue un programa de espionaje telefónico dirigido a las embajadas de la Unión Soviética y Cuba en México, y operado en “conjunción” con la DFS. Los materiales mencionados identifican a Luis Echeverría Álvarez como LIENVOY-2: “agente supervisor en campo” y número 4 en la línea de mando de este programa, por debajo del oficial Charles Flick, jefe del centro de intercepciones telefónicas.

Espionaje Mexicano para EUA en Tiempos de Bartlett

El espionaje de México para EUA, vía la DFS, se expandió en los 70s y 80s. Hasta su desaparición en 1985, la DFS estaba “totalmente” al servicio de la CIA, según testimonio de Jorge Carrillo Olea (Proceso, 27/10/2013), quien en su calidad de Subsecretario de Gobernación de México en esa época (1982-1998) conoció de primera mano el tema. A partir de su llegada como Secretario de Gobernación en 1982, Manuel Bartlett avaló que la DFS prestara servicios de vigilancia clandestina para la estación de la CIA en México. “En su ruta” hacia la Presidencia de la República, el plan de Bartlett era “seducir” a John Gavin, embajador de EUA en México, reveló Carrillo Olea.

Las actividades que la DFS realizaba para la CIA entonces, con consentimiento de Bartlett (a quien el presidente Andrés Manuel López Obrador nombró como titular de la Comisión Federal de Electricidad por su “nacionalismo” en materia energética en diciembre de 2018), son las siguientes (ver Jorge Carrillo Olea, México en Riesgo, México: Grijalbo, 2011, p. 140):

  • Intervención de las líneas telefónicas de las representaciones diplomáticas de China, Cuba y países de Europa Oriental.
  • Filmación permanente de la entrada a la embajada de la Unión Soviética para identificar a los asistentes a esa sede diplomática.
  • Asignación permanente de un equipo de diez elementos a las órdenes directas y confidenciales (el gobierno mexicano no era informado de sus actividades) de personal de la CIA, que les pagaba un “sobresueldo” en dólares.
  • Identificación fotográfica y “seguimiento” de toda persona indicada por la CIA a su llegada al aeropuerto de la ciudad de México.
  • Transmisión de información y entrega de dinero a informantes clandestinos por encargo de la CIA.

 

Estos servicios presuntamente se habrían suspendido a partir de 1985, con la creación de las dependencias que substituyeron a la DFS: la Dirección General de Investigación y Seguridad Nacional (DISEN), primero, y el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), después (ibíd.).

Espionaje de México para EUA en Años Recientes

Sin embargo, datos conocidos en años recientes confirman que el apoyo de México a EUA en labores de espionaje se mantuvo, o bien se restableció en algún momento posterior. Así, por ejemplo, se conoció que a partir de 2007 el gobierno de Felipe Calderón firmó convenios de colaboración con Estados Unidos, que ampliaron sucesivamente la operación de la CIA, entre otras agencias, en territorio mexicano (Proceso, 21/07/19). Más aún, la administración de Calderón permitió a EUA la aplicación a escala nacional de un sistema de intercepción, análisis y almacenamiento de comunicaciones telefónicas y vía Internet (chats, correos electrónicos, mensajes de voz, etcétera), que incluso fue utilizado para espiar al propio Calderón. Tan solo en 2012 este sistema captó 85 mil comunicaciones privadas en México, entre ellas las de Enrique Peña Nieto, quien se enfilaba a convertirse en presidente de la república (Excélsior, 21/10/2013, 22/10/2013).

Estas revelaciones harían suponer que el desarrollo tecnológico ha permitido progresivamente a Estados Unidos realizar espionaje en México sin el auxilio de autoridades de este país. En ese sentido también apunta la operación en la embajada norteamericana en la capital mexicana de un centro secreto de inteligencia enfocado a objetivos de “alto valor”, que se dio a conocer por un reporte y documentos oficiales desclasificados disponibles en el portal del NSA desde 2013.

No obstante, Proceso ha difundido recientemente (18/08/19) informes del CISEN entregados a autoridades norteamericanas en 2013, que dan cuenta que las actividades de espionaje de México para EUA han continuado en años recientes. El relato de estos documentos hace referencia al trabajo “conjunto” México-EUA, en torno a una agenda de objetivos prioritarios para Washington. Los reportes enuncian las labores realizadas por México para EUA en ese marco:

  • Espionaje sobre diplomáticos y personal de la embajada de Rusia en México.
  • “Intercambio” de información sobre ciudadanos de 17 países africanos y del medio oriente identificados con actividades terroristas por el gobierno norteamericano.
  • Registro de comunidades islámicas asentadas en México para su identificación y seguimiento, con el fin de “neutralizar” cualquier expresión de extremismo islámico. A la fecha se habían detectado nueve centros islámicos que difundían ideología “radical.”
  • Seguimiento sobre cuatro traficantes de migrantes de nacionalidades de “interés especial” para EUA.
  • Investigación y seguimiento de personas específicas presuntamente vinculadas a organizaciones terroristas.

 

Aún más, Proceso reseña que el gobierno de México propuso a EUA ampliar de manera ilimitada la presencia y operación de las agencias norteamericanas de espionaje en territorio mexicano, más allá de lo previsto por la Iniciativa Mérida de combate bilateral al crimen organizado.

Perspectivas del Espionaje Mexicano para EUA

En campaña, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) anunció la desaparición del CISEN y del espionaje “político” en México. Ya en el poder, sin embargo, el ahora presidente no desapareció el CISEN, sino le cambió el nombre a Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y lo transfirió con todas sus funciones, de la SEGOB a la recién creada Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, con la intención de dirigir sus labores a la reducción de los crecientes niveles de criminalidad en el país. Hasta el momento el gobierno mexicano no ha documentado que efectivamente haya eliminado o aún limitado las actividades de espionaje del CNI, ni tampoco que haya efectuado cambios en la prestación de estos servicios para EUA.

No obstante, aún y cuando el actual gobierno mexicano pretendiera aplicar restricciones en la materia, es de anticipar que seguirá siendo Washington donde se decida el destino del espionaje en México, dada la notable asimetría de poder entre ambos países. Al respecto, baste recordar la relativa facilidad con la que en meses recientes EUA demostró su hegemonía al imponer a México un cambio radical en sus políticas migratorias para extranjeros (principalmente centroamericanos y caribeños) en trayecto hacia Norteamérica.

Es precisamente esa desigualdad de poder el principal factor que explica porqué el espionaje de México para EUA ha sido históricamente un fenómeno sistemático más que episódico.

Copyright © Público y Poder | Héctor Ibarra Rueda

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4 comentarios

  1. Los datos precisos e inéditos revelan los verdaderos intereses de los «patriotas» presidentes de cualquier extracción partidista Considero que el trabajo de Héctir Ibarra es muy valioso para abrirnos los ojos a quienes nos consideramos » muy enterados» de la realidad política de México, cuando en realidad es en los bajos fondos y la actuación oculta de los políticos y funcionarios, donde se ejerce la política de entreguismo y subordinación a Estados Unidos.
    Como no deja de ser decepcionante que el auto-proclamado «redentor» del país (AMLO) mantenga las mismas prácticas de las mafias políticas que criticó y se comprometió s combatir y a erradicar.
    Un trabajo a fondo, buen documentado y que no deja de sorprender por sus fundamentadas revelaciones.

  2. Interesante artículo, definitivamente los EU reconocen que la información es poder y obtenerla desde los niveles más altos del gobierno mexicanos les permite conocer internamente cómo han operado y operan nuestros gobernantes, incluyendo al reciente, que por ideología son abiertamente “anti yanquis”.

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